Si se va a comprar un banco de trabajo se recomienda optar por uno que se adapte a las necesidades presentes, al uso que se le vaya a dar en el futuro y al espacio disponible, tanto para trabajar con él como a la hora de guardarlo.
La mejor opción, en caso de ser un principiante, es comprar uno de reducido tamaño y sin patas, que se pueda colocar sobre una mesa y transportar y guardar fácilmente.
Si se dispone de sitio en una terraza o garaje se puede optar por uno de mayores dimensiones y con patas para que ofrezca mayor estabilidad. Este tipo de bancos permite mayor movilidad y evita que se pueda dañar la superficie de la mesa sobre la que hay que trabajar con los que carecen de patas.