Las casas están llenas de bisagras; en armarios de cocina, del salón, del baño, puertas, portones, ventanas… Y con el uso y el paso del tiempo es muy normal que terminen chirriando debido a la aparición de óxido o al desgaste. Y éste no es un sonido musical precisamente, sino más bien molesto e incluso agobiante cuando todo está en silencio y no quieres despertar a toda la casa.
Así que, si tienes mucho interés en que tu casa deje de tener sonidos propios desagradables que recuerdan a las películas de terror americanas… ¡Ponle solución!
Por un lado, existe la forma temporal de arreglarlo: Echando desengrasante o, en su defecto, aceites industriales o incluso vaselina (que además protegerá las bisagras del óxido). No hace falta poner grandes cantidades, con una pequeña cantidad, ya notarás el resultado.
Por otro lado, y la solución más eficaz y duradera, están los polvos de grafito. Este producto puedes encontrarlo en ferreterías, aunque la opción más casera y cercana se encuentra en los lápices, pues la mina de los mismos es de grafito. Así que, coge un lápiz y convierte en polvo su mina, aplícalo en las bisagras que lo necesiten… ¡Y voilà!