Hay veces que tenemos que realizar pequeños arreglos, que por falta de conocimiento no realizamos bien. Y un elemento que puede ser de mucha utilidad en muchas ocasiones es el cemento. Pero no es algo que tengamos muy a mano… ¡A no ser que lo preparemos nosotros!
Lo primero de todo es conocer las proporciones a utilizar, que son: 1 medida de cemento y 3 medidas de arena. La arena, por supuesto, no puede ser cualquier tipo sino arena de obra. Y la cantidad de agua a añadir dependerá de la humedad de la propia arena, pero será alrededor de 1 medida de agua.
Primer paso:
Antes de empezar, quitamos a la arena todas las ‘impurezas’ que pueda llevar, como piedrecitas.
Segundo paso:
De esta arena que acabamos de tamizar, añadimos al cemento un tercio de la cantidad que tengamos preparada.
Tercer paso:
Una vez tenemos los dos primeros ingredientes bien mezclados, añadimos el agua. En principio será la misma cantidad que de cemento, aunque como ya hemos apuntado antes, si vemos que queda muy húmedo, es recomendable quitarle agua.
Cuarto paso:
Mezclamos los elementos hasta conseguir que quede una masa homogénea… ¡Y listo!
