Espacios regeneradores que nos plantean otra manera de vivir y disfrutar de nuestro hogar.
Antes de empezar a ver habitación por habitación ten claro esto: deshazte de aquello que no usas, está roto, ya no sirve para lo que se adquirió o tienes por duplicado. Deshacerse no es tirar. Puedes donar, vender, regalar, reciclar… lo que tú no usas pero está bien puede serle de utilidad a otro. Así se es más responsable con el consumo. Esta tarea te hará descubrir, por ejemplo, que tienes algo que no recordabas y que evitará que compres uno nuevo. Y hará hueco en los armarios.
Si necesitas
1. El salón
Cojines, mandos y mantas en su sitio
– Coloca los cojines del sofá cuando te levantes y no vayas a usarlo en un rato. Los cojines arrugados y mal colocados da mucha sensación de desorden.
– Organiza las mantas que uses a diario en una caja o cesta cerca del sofá.
– Antes de irte a la cama echa un vistazo para que todo esté en orden tanto en la zona de estar como en el comedor: nada de trastos en el suelo o sobre la mesa que no corresponden. Devuelve cada cosa a su sitio.
– Planifica un lugar en el que guardar los mandos de los audiovisuales para que no queden por medio (una caja, un cajón, un organizador textil…)
– Las sillas del comedor queden quedar arrimadas a la mesa y bien colocadas.
– Divide y vencerás: hazte con cajas y cestas, incluso compartimentadores de cajones, para el interior de los muebles. Te resultará más fácil mantener el orden y encontrar lo que buscas.
– No mezcles dentro de un mismo lugar cables con copas. Cada mueble tiene su función. Guarda dentro objetos que tengan “sentido”.
– Recurre a muebles a medida para aprovechar rincones que creas que están desaprovechados.
Aspira las alfombras y lava las cortinas
– Pasa el aspirador al sofá levantando los cojines de respaldo y asientos una vez al mes. Si tienes niños o mascotas deberás hacerlo con más frecuencia.
– Lava las cortinas dos veces al año. Si pasas el aspirador para retirar el polvo de estores y cortinas una vez al mes te resultará más fácil el mantenimiento.
– No te olvides de limpiar los cristales de las ventanas de salón y comedor.
2. La cocina
Organiza con accesorios y despeja la encimera
– Saca todo lo que guardes en los armarios y revisa el contenido. En la cocina tendemos a guardar muchas cosas que no necesitamos. Quédate solo con lo que realmente uses. Nada de gadgets para hacer magdalenas si nunca las haces.
– Divide los cajones. Sobre todo aquellos en los que guardas cosas pequeñas: el cajón de los cubiertos, por ejemplo. Pero también hazte con los accesorios para compartimentar gaveteros, de manera que las ollas y cacerolas o los platos se mantengan organizados y no se muevan al abrir y cerrar el cajón.
– Organiza en los muebles bajos de fácil acceso lo que más uses y reserva los muebles altos para aquello con lo que cocinas ocasionalmente.
– Mantén la encimera despejada. Solo con lo básico como una cafetera, el robot de cocina o un bote con los cubiertos de cocinar. Cuanto más despejada esté la encimera más fácil resultará su limpieza y la sensación de orden será mayor.
– Revisa el contenido de tu despensa. Organízala por estantes, con cajas y cestas y siempre coloca los productos más antiguos en primera fila para gastarlos antes. Consulta este consejo para saber más sobre cómo ordenar bien tu despensa
o este otro, donde podrás sacar
ideas para organizarla.
Recógela antes de ir a dormir
– Cada noche acuéstate con la cocina recogida. No dejes cacharros en el fregadero ni comida en la encimera.
– Limpia la zona de cocción tras cada uso, aunque vayas a usarla de nuevo mañana. No es excusa.
3. El dormitorio principal
Adiós a la pereza: cama hecha y ropa colocada
– Haz la cama cada mañana. Si te cuesta organizar y estás intentando cambiar esta rutina no llenes la cama de cojines que colocar cada día o te dará pereza.
– Organiza el interior del armario en función de la ropa que guardes y tus rutinas. ¿Usas más ropa doblada o colgada? Esto te ayudará a saber cuánto espacio debes dedicar a cada tipo de prenda
– Antes de irte a la cama recoge la ropa que te hayas quitado en el día. Lo que sea para lavar al cubo de la colada y lo que sea para guardar hazlo en ese momento. No lo dejes para el día siguiente.
– Coloca un banco o una percha para colgar la ropa que te pondrás al día siguiente o para colocar aquello que no puedes olvidar. Pero busca un hueco para ello y así mantendrás el orden.
– No olvides ventilar cada día 5 minutos el dormitorio para mantener el aire en buen estado. Así además, los textiles se airean. Conviene hacerlo con la cama deshecha para que las sábanas también se aireen.
– No llenes las superficies de los muebles (aparador y mesitas de noche, principalmente) de adornos innecesarios o te costará más pasar el polvo cada semana.
– Establece en tu rutina de limpieza un día para el cambio de sábanas y respétalo. Escoge un día que sepas que tienes algo más de tiempo (ya que tendrás que hacer la cama por completo con sábanas limpias) y poner la lavadora.
4. El baño
Cajas, cestas y estantes: todo a mano
– Reparte el espacio entre las personas que usan el baño para que cada uno tenga un estante o compartimento para guardar sus cosas.
– Usa cajas y cestas para el interior de los cajones y muebles. Organiza o agrupa botes pequeños.
– Coloca en estantes a mano o en ganchos de pared con cestas lo que uses a diario. Si la encimera del lavabo es amplia también puedes colocar una bandeja o cesta con los productos de uso habitual.
– Las toallas deben tener un lugar cómodo para colgarse: toallero junto al lavabo y cerca de la ducha.
– Tras la ducha, devuelve las toallas a su sitio y la ropa sucia al cubo de la colada (es un buen consejo colocarlo en el baño para que no cueste llevar las prendas hasta otro lugar).
– No dejes que los botes de la bañera o ducha conviertan este espacio en un caos. Ten solo los que uses y recurre a cestas o estantes para ordenarlos. Si hay juguetes en la bañera de los peques, mejor en una red, cesta o bolsa (un contenedor que evite que el agua se acumule).